Entre el sorteo y el arranque de la Copa África de Naciones nos lanzamos a escribir esta serie de crónicas, relatos de diferente tipo para cada una de las selecciones nacionales participantes del torneo que se juega este año en Egipto. Antes que una guía, quisimos hablar de equipos, competiciones y jugadores que nunca vimos en vivo, pero que disfrutamos a través de pésimas transmisiones piratas, fotografías, videos y revistas antiguas. La trigésimo segunda edición de la CAN nos ofreció una excusa para documentar e imaginar el fútbol africano y las diferentes África que tenemos en la cabeza. Es nuestro intento por mirar sin estereotipos ni exotismos un universo cultural tan rico como el de otras regiones del mundo.

Trabajo dedicado a la memoria de Papy Faty, así como a los miles de africanos y africanas que viajan a otros continentes buscando una vida mejor.

Impreso por Justicia Divina en los talleres de Cerro Estudio, en Valparaíso. Compuesto con la familia tipográfica Violeta, de Javier Quintana.
Julio 2019

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Lee la reseña de Hugo Herrera Prado en Grado Cero, edición octubre 2019.

Copa África. Ediciones Penal Largo. 72 páginas

Hugo Herrera Pardo

Suplemento Grado Cero, octubre de 2019.

Las guías, en tanto tipo de texto, han sido planteadas como recorridos por las zonas hegemónicas de los archivos. Esta hegemonía, a su vez, responde a consensos establecidos, a puntos de referencia estructurados por relaciones de saber-poder. Así constituidas, las guías pasarían a ser expresiones de aquello que Roland Barthes denominó «discurso mítico», esas formas discursivas caracterizadas por su inmovilidad, por fijar y petrificar un conjunto de significaciones. Serían por tanto formas discursivas estereotipadas, las que tendrían dentro de sus funciones el preservar ciertas perspectivas, imágenes y jerarquías, pertenecientes a los ámbitos de lo social, lo cultural, lo simbólico y lo afectivo. Ediciones Penal Largo, equipo conformado por Sergio Ramírez y Rodrigo Millán, se ha propuesto con el presente texto, realizar una guía de la 32ª Copa africana de naciones, Egipto 2019 (un año antes se le retiró la organización a Camerún, por motivos de seguridad debido al acrecentamiento de la violencia en las regiones anglófonas de aquel país). Sin embargo, su intención y resultado alteran de modo violento la estructura mítica de este tipo de discurso.

Copa África se ha dispuesto como una serie de veinticuatro entradas, correspondientes cada una de ellas a las naciones que entre el 21 de junio y el 19 de julio de este año participaron en el torneo bianual organizado por la Confederación Africana de Fútbol, siendo la primera copa africana de la historia que tuvo veinticuatro selecciones participantes, dentro de las cuales emergió como campeón a Argelia —su segunda coronación, la primera de ellas fue en 1990—, en una final disputada contra Senegal, en el Estadio Internacional de El Cairo. Pero en Copa África no encontramos este tipo de detalle estadístico, puesto que ha sido puesta a circular a des-tiempo con respecto al desarrollo del torneo, y allí radican precisamente dos de los modos en que violenta la forma de las guías y va adquiriendo sus múltiples valoraciones. Ya que el equipo de Penal Largo, mediante un recorte oblicuo al archivo, toma como punto de partida de la narración para cada entrada a los desechos, restos y detritus de la historia de cada país participante. De esta manera asedia el archivo e impugna no sólo al fútbol como negocio, sino que la mirada oblicua que presenta cada relato se pasea por la historia poscolonial y neoliberal de los últimos sesenta años.

El filósofo británico Simon Critchley en su libro En qué pensamos cuando pensamos en fútbol reflexiona en algunos de sus capítulos sobre la historicidad del fútbol, por lo general organizada, o guiada,  por hitos tales como victorias emblemáticas, goles o atajadas memorables, derrotas desgarradoras o tragedias. Plantea que «El hincha vive por esa historia de momentos, vive con ella y a través de ella. Para ser un hincha hay que crear y poseer una historia de ese tipo, o, mejor incluso, hay que co-crearla y ser capaz de compartirla con los demás, de relatarla, además de disfrutar de la posibilidad de generar nuevos momentos». Es a partir de estos lazos que el fútbol crea comunidades que comparten memorias, historias, territorios, clases, géneros y/o identidades. En su recorte oblicuo y marginal del archivo, Copa África impugna la creación de estos momentos mediante episodios marcados, en muchos casos, con sangre y fuego, los cuales se inscriben así como fisuras o desgarros de aquel archivo.

Marcelo Bielsa ha dicho que la esencia del fútbol es el gesto al servicio de la belleza. En algunas de las mejores entradas de esta publicación aquella frase adquiere ribetes conmovedores.